despacio
para no acordarse
nunca más de aquello
taconear bien fuerte
para ahogar aquellas
para no acordarse
nunca más de aquello
taconear bien fuerte
para ahogar aquellas
viejas voces
rotas
mirar las vidrieras
como si estuvieran
tapando los huecos
ahí
desde siempre
mirar las baldosas
que ahí están
iguales
cuadriculadoras
como fueron siempre
cuadriculadoras
como fueron siempre
apagar las ganas de mirar lo alto
para ver pretiles
de inflamados hierros
segregando helechos
que revientan grietas
mostrando las venas
de viejos revoques
y no saber nada
ni querer saberlo.
No apagues las ganas de mirar lo alto, sino alternalas para poder ir viendo todo y no perderse nada.
ResponderBorrarBesos padrinote
Tiene razón Vachi, no te pierdas nada. Ya sé que la poesía nace del dolor y la tristeza, pero andás tan tristongo con el arte que no sé que decirte. Veo como un romántico deseo de evasión hacia la nada.
ResponderBorrar¿Tendré que traerte para acá, dejarte prender el fuego con ese aparato moderno y servirte un daiquirí para que sonrías?
Si pudiéramos olvidar lo que nos duele...¡ay, si pudiéramos!Ahogar las viejas voces rotas,apagar las ganas...¡Ay si pudiéramos!
ResponderBorrarNo saber nada ni querer saberlo... inventando cada mirada como si cada pequeña cosa fuera nueva y por vez primera observada... no saber nada, llegar desnudo de piel y alma. No saber nada para conocerlo todo por vez primera.
ResponderBorrarLástima que sin querer saber, sepamos, por mucho que taconeemos bien fuerte, por mucho que sigamos hacia delante, por mucho que nos empeñemos en pisar las baldosas y creer que son las de siempre. Por mucho que queramos no saber nada, siempre sabremos lo que tal vez quisiéramos no haber sabido nunca. Pero mirar hacia lo alto es quizá lo único que nos hace poder seguir adelante. Y si ésto lo juntas con todo lo dicho por todas las demás, se aproximará a lo que tu poema me hace sentir.
ResponderBorrar