La memoria es una cosa rara.
Cada vez que paso por su vieja casa de la calle La Paz, cubierta totalmente de azulejos franceses, me acuerdo de su nombre sonoro y contundente:
Américo Aragunde.
Y de aquel corredor, angosto, interminable y al final una pieza, vacía y penumbrosa, con sólo un tocadiscos por todo mobiliario, de aquellos automáticos para muchos long plays. Sin embargo no puedo, por más fuerza que haga, acordarme ni un poco qué música escuchaba. Me acuerdo claramente de su inmensa figura, de su novia lesbiana a la que nunca tocaba, sus granadas de humo, sus pistolas cargadas, sus cuentos de combates contra los comunistas.
Unos años después me enteré por la prensa de que en esa guarida de azulejos franceses, se reunieron con él otros locos fascistas a preparar la muerte de un líder sindical.
No sé que fue de él en la década negra, no sé si vive aún.
Su novia la lesbiana, se hizo policía.
La casa de azulejos está siempre cerrada y muero por saber si al fondo del pasillo, en aquel cuarto oscuro, todavía se encuentra el viejo tocadiscos y muero por que alguien me diga finalmente qué música escuchaba Américo Aragunde.
Ya ves,¿qué nos pasa?, seguimos con los recuerdos.
ResponderBorrarYo llevo en la memoria una casa de La Paz, no la calle, sino mi pueblo. Estaba a dos cuadras de la mía, y permaneció cerrada durante toda mi infancia.Por allí pasaba siempre que volvía de la escuela, o cuando iba a lo de mi abuela o a hablar por teléfono a mi madrina desde la cabina de Antel (creo que antes era UTE),sí, porque en aquella época teníamos que caminar tres cuadras para poder hablar por teléfono,eran muy pocas las familias del barrio que tenían ese adelanto tecnológico.Y la verdad es que no sé bien para qué lo tenían, porque no era con muchos que podían hablar.
Vuelvo a la imagen.La casa era antigua, antigua. Y enoooorme.Estaba abandonada parecía que desde siempre. Tenía grandes y altas ventanas con celosías cerradas a ambos lados de una enorme puerta doble de hierro forjado artísticamente. Esa puerta daba paso a un ancho corredor techado con puertas dobles y vidriadas a cada lado que terminaba en un patio abierto y embaldosado, limitado con un artístico muro que formaba asientos de material con volutas antiguas y estatuas a cada lado. En el centro del patio había una fuente por donde hacía quién sabe cuántos años que no corría el agua. Más allá del patio se veía un enorme fondo en estado semisalvaje, con olor a jazmín y a guayaba; dicen que allí, bien atrás, estaban las caballerizas. El muro que cerraba la esquina estaba medio derruido, pero ni los varones se animaban a entrar allí, ni jugando.No sé, tendrían miedo a los fantasmas.
Esa casa siempre fue un misterio para todos, también para mí. Tanto, que reiteradas veces a lo largo de mi vida soñé que entraba y recorría sus habitaciones. Ahora, desvergonzadamente, en ese lugar hay una casa nueva de ladrillo visto y ventanas blancas que me golpea la cara cada vez que paso. Mi ojos esperan mirar el patio aquel a través de la reja y mi corazón poder inventarme todas las historias.
Y ahora que terminé de leer esto pienso que han quedado muy claras y evidentes las diferencias entre un artista escritor y una simple Flaca que comenta. Pero creo que la emoción y el misterio son iguales.
Primero lo primero. Flaca andate a la puta que te parió me tenés paspado con eso de que no escribís bien o que no sos artista y todas esas boludeces un poco al principio está bien pero al final ya pudre che si escribís escribí y dejate de abrir el paraguas porque escribís muy bien y esa casa vieja me encantó y me pareció verla a través de tu descripción y me dio lástima que la demolieran y curiosidad por saber más cosas de ella así que si eso no es escribir bien qué es y dejate de joder y sí claro que lo de la casa de los azulejos es un recuerdo lo que yo escribo siempre son recuerdos porque no tengo el talento para inventar nada pero no ando por ahí diciéndole a todo el mundo que no sé inventar para no romperles las bolas como hacés vos con todos nosotros que ya tenemos las pelotas por el piso.
ResponderBorrar¡Ay,che!...no me trates así, qué te pasa.Sí, soy una simple Flaca que comenta y qué,¿no se te puede llamar "escritor"?...¡Mirá que andás revirao,eh!
ResponderBorrarBueno esa casa ya no está más, pero al lado hay otra casi tan antigua como esa, con un patio no igual pero casi del estilo. Claro que está habitada y le falta el misterio, porque en esta vivía Estrella la vacunadora. Casi te diré que lo más lindo de la otra era esa puerta de reja por dónde se veía todo lo que te conté.
Bueno, bueno, si se siguen peleando no hay vino para ninguno de los dos!!!!
ResponderBorrarQué comentar a tu texto, Santi? Breve, conciso, pero dice tantísimo, y despierta tantas sensaciones... Decir que cierra perfectamente, y que tiene un final abierto parece -y es- una contradicción, pero es lo que me despierta, tal vez como esas puertas barrocas que dibujaste, que se abren o se cierran, depende...
Chee! Déjense de joder...¿o les hizo mal el vino que tomaron en el almuerzo junto al Tata? Síii, tomaron, porque yo solamente tomé wisky. ¿O fue la combinación de ambos beberajes? ¡Con lo que se quieren! Los dos cuentos están hermosos y recuerdos muy bien escritos.Ambos me dieron una cosita, no me puedo explicar bien. Si les digo que me dieron las mismas ganas devuestros deseos: imaginar y volver a escuchar la música dentro de una caja de azulejos. Felicitaciones a ambos y a la Flaca por ser tan diplomática. Ahora si me retiro y prometo no entrar más, porque ya me delaté y no soy más el Sr. Anónimo. ¡No pude ser tan boba! Mi suegro me llama y pregunta por Anónimo, qué les parece? Yo estoy para otra, no se cómo escribir sin que se me note la hilacha.
ResponderBorrarBesos a todos y aseguro los seguiré leyendo.
Esto no es pelea, es chisporroteo nomás! Coincido con el Santi. Basta, flaca. No más decir que escribís mal, no jodas.
ResponderBorrarMe gustó la casa de los azulejos. Ya lo había leído y me acordaba! Esos personajes serían tan así o los retocás Santi? Porque poner a una novia lesbiana en la vida de un facho es una maravilla de ajusticiamiento poético. Y evidentemente la música que escuchaba estaba destinada al olvido, pero podemos intentar...
1) Gardel (lo escuchan a diestra y siniestra )
2) "Disculpe"
3) Palito Ortega
En fin, todas estas hipótesis con Américo Aragunde, no me deben hacer olvidar que el clima dado a este recuerdo y la forma en que está escrito lo saca del anaquel de los meros recuerdos y lo pone en el de las escrituras memorables.
Abrazo
Sí Ro, no hay retoques. Quizá esas personas vivan todavía. Seguramente viven. Y si sigo poniendo nombres voy a terminar teniendo algún inconveniente legal. Esa casa está cerrada y su puerta tapiada. Tengo que ponerme las pilas y fotografiarla antes de que la demuelan porque los azulejos siguen ahí. Es en La Paz y Cuareim. Y es cierto que no me acuerdo de la música, solamente de un borrón naranja y blanco de la portada de un disco de vinilo.
ResponderBorrarChe, Anónimo/a,no podés seguir ventilando nuestras intimidades etílicas. Dejemos algo al misterio y a la imaginación de los escasos visitantes.
ResponderBorrarSanti, gracias por tu comentario en mi blog. Acabo de leer "La casa de los azulejos".
ResponderBorrarMe ha encantado la ambientación, los nítidos claroscuros, el aprovechamiento de la poca luz que nos llega del pasado, las conexiones con algo muy tuyo; pero también muy de cada uno, y también mío.
Es una foto hecha con un diafragma muy abierto, baja velocidad y 400 ASAS especial para memorias del SESENTA Y OCHO.
Un abrazo,
Salud.
Festejo que finalmente te hayas encontrado con Pepe (Codorníu).
ResponderBorrarAmérico Aragunde ponía discos distintos, pero escuchaba siempre lo mismo. Ponía un disco atrás de otro y se quedaba escuchando, cada vez más cansado, y no podía dejar de oír siempre lo mismo: el ruido que hacía su casa de azulejos al derrumbarse.
ResponderBorrarLos personajes como Aragunde siempre los relaciono con Wagner.
ResponderBorrarNo los imagino escuchando otra música.
Y al revés, escucho a Wagner y me olvido completamente de cualquier relación de su música con estos personajes.
¿Seré carne de psicoanalistas?
No espero respuesta,mejor que no!
Era un soliloquiooooo!
Te dejo mi abrazo!
No Susana, me parece que no era Wagner. Era algo menos complejo pero más terrible. Creo. No me acuerdo.
ResponderBorrarTenés razón Fantasma. Seguramente fue así. Se debe haber derrumbado y lo que yo veo hoy en la calle La Paz es el fantasma de los azulejos.
ResponderBorrarAlgún día contaremos por qué Montevideo tiene tantos azulejos franceses en tantas casas. Un día, no sé cuando, naufragó un barco cargado de cajas de azulejos y las playas amanecieron cubiertas de esas maravillosas plaquitas de diez por diez, azul sobre blanco la mayoría de ellas. Por años la gente las recogió y las usó en sus casas, no por gusto afrancesado, sino por oportunidad.
No sé Rossana, quizá escuchara a los Wawancó o a Wagner como dice susana. Che, escrituras memorables es muy fuerte. Recuerdito difuso nomás. Hoy pasé y otra vez no saqué foto.
ResponderBorrarPara Andrea:
ResponderBorrarTa mamá, no lo hacemos más, pero no nos saques el vinooo! Eya empezó primero porque se hace la nunca vista para que le digan que escribe bien.
Estimado Codorniú:
ResponderBorrarAsí y tal cual tu descripción son las fotos que me gustan, luz ambiente, grano, película sensible y contornos difusos. Estética sesentosa, inevitable en alguien de mis años.
Mirá, Andre: él es un guarango.
ResponderBorrar¡Guarango!...Te hacés el superado. A ver,¿alguien ha dicho algo de la casa misteriosa de la puerta de hermosa reja?...¿Eh?... Y eso que me han nombrado hasta hartarse.
Yo creo que la música que escuchaba
Américo Aragunde era Julio Sosa y díscos de la típica.No tengo dudas de eso.
Y para terminar,SANTI, una acotación al asunto de las fotos.¿por qué no se juntan con Diana Mines, que siempre saca fotos sin flash, con no sé cuántos miles de asas, y harían un trío perfecto.
FLACA:
ResponderBorrarPa que lo sepas nena a mí la Diana Mines me revelaba las fotos allá por los ochentas que te queda introzzi te queda. Tengo varias diapo que pasaron por los líquidos de la Mines...
A vos te revelaría las fotos allá por los ochenta, pero a mí y a mis amigos nos fotografiaba - sin flash y con muchas asas- y nos exponía. Además, es la prima hermana de mi amigo gordito.¿Qué te pa...? Y no vamos a seguir peleando, no vamos a hacer miles de kilómetros para almorzar juntos y después pelearnos aquí. Esta bien, escribo divino, soy divina, me amo mucho. ¿Contento?...No pelees más.
ResponderBorrarAntes de Montevideo estaban los azulejos, Santi. ¿Por qué otra razón, si no, eligieron hacer una ciudad en un lugar de mierda como ése? Antes de las casas estaban los azulejos, prefigurando las casas. La gente sólo fue construyendo detrás y alrededor de los mismos.
ResponderBorrar¡Qué maravilla!... ¡Qué fotos!...¡Qué casa! Ahora me doy cuentaq de que he pasado mil veces por ahí y la conozco. Me gustan esos azulejos, pero más me gusta el misterio que la casa cerrada guarda adentro.
ResponderBorrarórales... qué fotos chidas!
ResponderBorrarConozco la casa. Las fotos son más lindas que ella, porque la casa es demasiado demasiado azulejo y poco casa.
ResponderBorrarMe encantan las acotaciones del fantasma. Hace minificciones poéticas adentro de comentarios. Lujo...
Santi...eso de los líquidos de la Mines...ejem...
Yo no conozco la casa... la historia me removió mi inconciente... qué historias imaginará la gente cuando ven la casa de mi abuelo cerrada tantos años.. quizás ahora no, era Cufré 2113 o 2313 (esq Hocquart seguro). Tb era facha, su mujer era una señora flaca, el pelo gris pero presumida.
ResponderBorrarAhora en Montevideo tiran abajo las casas viejas? entonces construyen nuevas? Me dejo de divagar
Uy, yo saco las fotos con películas de 400 ASA y sin flash (más que nada, porque no me entiendo mucho con ese cachivache, y no me gustan las fotos con flash). Eso sí, no me las revela la genia de la Mines, sino cualquier anónimo (sin alusión a Anónimo) de la casa de fotos.
ResponderBorrarSanti, la narración es muy buena, no lo puedes dejar cuando empiezas, pero las fotos son excelentes. Esos detalles llenos de hojas secas, de puertas cerradas, de azulejos craquelados hablan mas que muchas palabras, pero que si los unes a la narración pareciera que lo estas viviendo.
ResponderBorrarDe las dotes artísticas de la Flaca, pues ni que decir. Tiene una forma de escrbir como si estuviera platicando y como ya se que es de esas personas que siempre buscan con quien charlar y charlar bien, pues no hay mas explicación
Un saludo a los dos.
Gracias por la reedición amigo. Es una manera deliciosa de contar un recuerdo este que elegiste. Me acordé del cuento de El Hombrecito del Azulejo. Pero este relato tuyo tiene una magia que no sé bien explicar. Una especie de romanticismo que es más factible contar una noche de invierno ya casi borracho con cognac. Un abrazo y muchas gracias por aquel comentario que no sé si merezco, pero que me hizo mucho bien.
ResponderBorrarGracias,Roberto. Fuiste el único que apreció la belleza de la puerta de hierro forjado. Sos un amigo.
ResponderBorrarSanti, tengo que decir que, si aprendí bien en Colonia, esos azulejoz azules son pintados a mano uno a uno.
Germán:
ResponderBorrarQué alegria tu regreso. Gracias por tu amable comentario. Esperamos verte actualizando seguido ahora que se terminó la mudanza, aunque las mudanzas no terminan cuando uno cree.
Volviste fuerte con esa pobre Antonia que nos sacudió a todos.
Las damas de este mercosur bloguero ya no aguantaban más sin tu presencia.
Flaca:
ResponderBorrarMirá que estás mimosa. Yo elogié tu texto, si bien es cierto que el elogio estaba engarzado en una puteada homérica.
No Flaca, esos azulejos franceses no son pintados a mano como los de Colonia. En Colonia hay azulejos portugueses del S.XVIII que sí son pintados a mano, pero estos de esta casa no tengo idea de como los hacían, pero son hechos en serie, con algún sistema de estampado. Averiguaré. Si mirás una foto del posteo que se ve bien detallada, te darás cuenta que los motivos son exactamente iguales.
Cuando te dignes a venir a mi cueva, verás que tengo algunos iguales a estos en mis paredes, robados por ahí, como corresponde.
Estimado Roberto:
ResponderBorrarNo me había percatado de tu nombre, para mí eras Vuelvo al Sur.
Gracias por pasarte. Mis cuentos ya son un asco de autobiográficos. Me esforzaré por escribir algo ficción-ficción.
Che Andrea, no te creas que la Mines me revelaba las fotos por ser yo. Me las revelaba allá en la prehistoria cuando ella tenía un negocio de fotografía en la calle Canelones. Estaba bueno porque la loca te revelaba las fotos una a una, con gran maestría, no como ahora que ponen a cualquier gil con una máquina y salen las copias para el orto, quemadas u oscuras, porque ese sistema automático sólo sirve para las fotos de "viaje" a pleno sol, o con flash.
ResponderBorrarParece mentira que reciba el nombre de óxido, el óxido de cobalto que da esos azules únicos. Después que uno experimenta con esmaltes cerámicos y ve lo que un calor de mil o mil doscientos grados puede hacer a un líquido opaco insignificante, pura agua y vidrio molido, se pone a pensar diferente de los óxidos y de los oxidados...Quizás los que pasamos los cincuenta sólo necesitemos un poco más de calor.
ResponderBorrarPerdón por el divague, Santi. Uno empieza en un lugar y no sabe dónde termina. A esto me llevó volver a mirar las fotos. Besos
La casa me recordó el final de Cien Años de Soledad; con todo el abandono, el dejo de gloria, el caos y la locura de los ultimos momentos. Genial.
ResponderBorrar¿La lesbiana se hizo poli? ¿En serio? ¿Y si le toca revisar a otras mujeres y las manosea todas? He ahi la falla de esa estupida ley policial segun la cual solo puede revisarte alguien de tu mismo sexo. Payasos.
Saludos!
K
Sí, completémoslo con tus fotos. Tal vez se cumpla el sueño de Ross de realizar una creación colectiva.Besos.
ResponderBorrarFeliz día, Santi!!!
ResponderBorrarComo fuera, la Mines te revelaba las fotos...
me pregunto si los fascistas cuando oyen música realmente la escuchan y la disfrutan...
ResponderBorrar...cuando...descubro un torpe fascista...encuentro...un lugar
ResponderBorrar...para...nada
...cuando...descubro un fascista...
...me dan ganas...
de nada...
...porque...un fascista...
no vale...ni siquiera...
tan magistral relato...
...ni vale...
...una no-caricia lesbica...
...apenas...un puñado...
...de fotos increibles...
...y las ganas...
de haberlo encontrado...
...alla...londres del 77
..para...aplicarte la mugre y la furia...
...aunque...no valgas ni eso...oi!
Pah Fede. Perdoname pero no había visto este comentario tuyo. Bruto comentario. Gracias che. Pero no sé. Los fascistas siempre me produjeron más asombro y curiosidad que bronca.No te digo desprecio, porque no es bueno despreciar el peligro.
ResponderBorrar