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23 de junio de 2007
PLAYA DEL SUEÑO
Un día dijimos, después de un mes en la embriaguez de aquella ensenada desierta y envolvente: no puede ser, tiene que haber otro lugar igual o más lindo. No podemos quedarnos acá toda la vida. El mundo estará lleno de sorpresas. Fue allá por el 80 o el 81.Y salimos desleales a buscar
por los caminos alguna playa de aquellas, solitarias, de ensenadas uterinas y aguas calmas donde borrar la memoria del cemento. Y entonces, al doblar un recodo del camino de tierra rodeado de altos pastos, vimos subir frente a nosotros una bandada espesa de buitres vociferantes. Decenas de buitres negros taparon el sol de golpe, y después, cuando aclaró, vimos de donde salieron. En la vuelta de camino, al borde de un alambrado, un revoltijo confuso de ropas y cinturones, de zapatos y botones se extendía largo y ancho ante la vista. Otras señales no había. Seguro era un basurero sin otras connotaciones, pero nos fuimos de ahí con no sé qué en el estómago. Era la última etapa de la dictadura brasileña. Praia Do Sonho se llamaba. Nunca llegamos a ella. Nunca buscamos más playas. Y yo me olvidé hasta hoy.
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Comentarios de la entrada
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Este es un escrito excelente. Melancolico y con un dejo de tristeza ante lo irremediable, me encanta la parte que dice "donde borrar la memoria del cemento"; me parece excelente. Todos odiamos la Ciudad de la Furia, esté donde esté.
ResponderBorrarLe otorgo 8 Hocicos, bien redondo.
Saludos!
K
Santi, me has dejado como desazonada, no sé porqué...
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