E N T R A D A S
_____________________________________________________________________________________________________________
E T I Q U E T A S


_____________________________________________________________________________________________________________

25 de marzo de 2009

LUCIERNAGAS APLASTADAS



...como te venía diciendo, era bastante difícil saber bien cuando empezó a pasarle. Nunca llegué a hablarlo con él en profundidad. Se ponía demasiado nervioso y de alguna manera me contagiaba esa inquietud y yo terminaba cambiando de tema. Lo veía cada tanto, cuando me lo encontraba por la calle y también en lugares en lo que no tenía por qué estar y a los que no sabía cómo podría haber llegado. O a mí me parecía. El caso es que se le empezaron a poner los dedos luminosos, de a poco. Había tocado el saxo antes pero ya no podía por la artrosis. Creo que fue más o menos a partir de que le empezó la artrosis deformante que también empezó a ver la luz. No sé.
Al principio, si era de día o estaba en un lugar iluminado no se daba cuenta. Porque la luz que le salía de los dedos era muy tenue. A los pocos días de que lo despidieran de la curtiembre él ya se había mudado a un recoveco del Templo Inglés. Y ahí, en una noche de enero vio claramente la luz en la yema de sus dedos cuando estaba rebuscando en una bolsa una manzana que había rescatado de los restos de la feria de Rio Branco y Canelones. Aparentemente el fenómeno había comenzado antes, pero no quiso verlo. Por eso no sé, si fue cuando lo echaron de la Sonora Caribeña por alcoholismo o cuando el tío Fer le consiguió el trabajo en la curtiembre. Pero yo me lo empecé a encontrar ahí, en los alrededores del Templo. Y ahí me lo contó. Le gustaba hablar conmigo. Pensé que era un desvarío cuando me lo contó. Sí, ya lo conocía de antes, de cuando lo escuchaba improvisar en la Peña del Jazz. Y a mí me pareció, pero no dije nada, que ya en aquel entonces algo de la luz de sus dedos se reflejaba en las llaves doradas del saxo.
El asunto es que para mí empezó a ser un problema, alguien en quien pensar, el día en que creí verlo caminando por la Avenida Getulio Vargas en Porto Alegre. Iba caminando como los niños, a saltitos, tocando las paredes y haciendo deslizarse los dedos en las varillas de hierro de las cercas, clan, clan, clan...Pensé que seguro no era él, porque, ¿Me querés decir cómo había hecho para llegar hasta allí, novecientos kilómetros de Montevideo, sin un peso, un pichi...Así que no me acerqué. Hay gente que se parece mucho a otra gente. Lo dejé irse, desaparecer entre toda esa gente incontable y tan anónima de las ciudades brasileñas. No era él, seguro. Me quedé con eso en la cabeza por un rato y volví a salir de noche para comprar cigarrillos, y ahí, en la calle ya desierta de ruidos y gente, esa noche, fue cuando se me metieron por primera vez en los ojos, en la penumbra de la Getulio Vargas esquina José de Alencar, las manchas luminosas de dedos que brillaban en todas las paredes y en los hierros de las cercas. Si alguna vez aplastaste una luciérnaga sabés de lo que estoy hablando, la luz te queda en los dedos y si los pasás por un muro, la luz queda pegada. Bueno, era así. Como pasta pegada de luciérnaga muerta. No se lo conté a nadie.

Y volví a Montevideo.
No me olvidé, pero hice como si.

A la semana más o menos de eso que te conté antes, me lo encontré. Estaba en la esquina de Durazno y Convención, al lado del contenedor de basura, donde sospecho que dormía, y ahí, después de una charla insustancial sobre las injusticias de la vida y darle algún peso, le pregunté si había estado en Porto Alegre. Lo negó mirándome con cara de asombro. Pero nunca sabré si real o fingido. La ropa del tipo me impresionaba. En especial el borde espeso del estropeado sobretodo al que antes estrujaba con sus dedos artríticos, desformando los ojales. Ahora ya no hacía eso, tenía las manos siempre ocultas en los bolsillos, porque, como me contó como al descuido, las palmas le habían también empezado a brillar con esa luz naranja, como de fundición de acero, le pasaba más que nada los Viernes, cuando empezaba a llegar la gente a los bares de la Ciudad Vieja, ya cayendo la noche. Y me mostró una mano, una sola, que sacó del bolsillo como quién saca una joya, ocultándola de otras miradas entre su cuerpo y la pared.. Era una luz naranja, no muy fuerte, aunque la piel aparecía como resquebrajada envolviendo esa luz, igual que las cascaritas que se forman en las fundiciones en la superficie del acero fundido. Se parecía también a la imagen de las manchas solares que muestran por la tele. Parecía que adentro se movían cosas. Cosas que no me animé a mirar bien. Sentí un mareo. No le dolía. Me fui. No le di la mano como otras veces. Me fui con la luz estampada en la retina por varios días.

Creí verlo un anochecer en Punta del Diablo, parado con los brazos extendidos y las manos como dos soles de ocaso, arriba de aquella roca que es como una teta con pezón y todo, pero ya no quise pensar y además yo estaba muy pasado de alcohol y no sé si lo vi o no.

Y después me empezó a pasar lo de los bares.
Vos sabés que yo tengo como una manía de ir a los boliches viejos, los de mármol rosado y mostrador de roble, no soporto los bares nuevos de luces hirientes y acrílicos limpios. Prefiero ir solo a esos boliches viejos y escasos. Y me pido una con limón y me gusta cuando miro el mostrador y siento como que todos los mamados que por ahí pasaron están ahí, conmigo. Pienso cuántas vidas al pedo, o no. A veces no pienso nada, miro las vetas del mármol y me imagino cosas. Pero ese día, ahí en Paso de la Arena no era mi imaginación. Y yo todavía no estaba borracho, y ahí, en el mármol, como ventanitas abiertas a un magma naranja que estuviera en el interior del mostrador, ahí las vi, a las manchitas de luz, cinco manchitas que brillaban suave. Cinco huellas digitales deformadas por la artrosis. Como pasta de luciérnagas muertas. Y ahí supe que él había estado ahí. Y no quise preguntar y no sé por qué el gallego, cuando pasaba el trapo para secar el mostrador, por ahí no lo pasaba. No sé si hice bien en tocar las luces.

Me siguió pasando, en todos los bares. En todos los que tenían mármol. Así que salí a buscarlo por los alrededores del Templo Inglés. porque vos sabés que yo no creo en nada, que me callo la boca cuando me parece que veo cosas así, porque ando bastante en pedo normalmente y uno tiende a ver cosas si está borracho, pero loco no estoy y esto era demasiado y se me hizo la noche buscándolo hasta que una luz naranja me hizo mirar para arriba y entonces lo vi allá en el último piso del Palacio Salvo, en uno de los balcones de abajo de la cúpula, que nunca hay nadie ahí. Brillaba todo, no te puedo explicar hasta qué punto brillaba todo. Los ojos. Brillaba él y brillaba la cúpula del palacio, con ese resplandor naranja y sordo y fueron brillando cada una de las molduras y ventanas de cada uno de los pisos a medida que él caía con una lentitud desesperante, como si fuera un papel encendido, sin llegar nunca al piso, deshaciéndose en lluvia naranja motitas cayendo sobre la pasiva esfumadas en el aire un silencio un poco y después la nada.
Ahora parece que nadie lo vio. Pero todo el mundo miraba para arriba con ojos naranja.
Se habrán olvidado. Yo no me olvido, yo sí lo vi y no sé qué hacer. Porque ayer cuando terminó mi recital y me incliné a saludar al público, el teclado del piano estaba lleno de lucecitas naranja y me miré los dedos y tenían luz y no tendría que haber tocado las manchitas del mostrador en los boliches y me llegó un ramo de flores color naranja de una admiradora con una tarjeta que dice que me espera en el último piso del Salvo y cuando pienso en esa mujer que no conozco la luz se me agiganta y vengo a pedirte a vos que me retengas, que no me dejes ir no importa lo que diga.

33 comentarios :

  1. Vine a dar fe que actualizaste.
    Por ahora ando con un tiempo escasísimo, así que volveré a hacer la lectura que se merece.



    Eso si sobrevivo a un estado estornudal, gargantal y mocal que me está atacando por todos los frentes y fondos.

    ResponderBorrar
  2. Ay... Eres un fenómeno. Abrazos

    ResponderBorrar
  3. Este cuento tuyo es una obra maestra.¡Qué paseíto!... y qué obsesión. Realismo mágico,Santi. Todos sabemos que hasta el más insignificante de los seres tiene alguna chispita adentro de algo que lo puede hacer brillar, pero es evidente que este saxofonista y pichi guardaba dentro suyo toda la luz.Muy bueno el crescendo: primero hombre de carne y hueso, luego sólo luz.En los dos casos , por momentos paece una alucinación.
    Buenísima la vuelta de tuerca del final. Va a ser inevitable que cuando pase por el salvo mire para arriba a ver si veo algún destello.

    Bien por vos, Santi grandioso, que volviste con todo.

    ResponderBorrar
  4. Santo Santi: preciso pasarlo a papel y leerlo mejor. despues te cuento si esto es una obra maestra del realismo fantástico o es que no tomaste las pastillas y además tenés que aflojarle a la "conlimón San Remo".
    Creo que el juicio es el primero.

    ResponderBorrar
  5. ¿Será por hambre que me como las letras?... Quiise decir "parece" y "Salvo" con mayúscula.

    ResponderBorrar
  6. Ando de paso...muy bueno el blog..saudos.

    ResponderBorrar
  7. Perdona, te tengo en mi blog. Nos leemos y comentamos, o solo estamos de paso? Saludos!

    ResponderBorrar
  8. Ahora sí. Volví, leí, me estremecí
    Estupendo cuento.

    ResponderBorrar
  9. Después de dos días pensando en qué comentarle, recién me animo a decirle: MAGISTRAL!!!

    ResponderBorrar
  10. Resulta que hoy me desvelé y a las 4 de la mañana me levanté... Me conecté a Internet, sin saber muy bien por qué, y me vine para acá. Yo no creo en nada, pero después de leerlo, y de quedar en este estado conmovido y admirado, creo que hoy me despertaron las manchitas naranjas, las tuyas, creo que me convocaste a fuerza de magia y poesía, porque esto no es realismo mágico nada más. Esto es poesía hecha prosa, y es una maravilla. Hacía tiempo que yo no leía algo tan bueno.
    Un abrazo

    ResponderBorrar
  11. Bellísimo.....
    gracias por una historia de luces que brilla por sí sola.

    ResponderBorrar
  12. Che, que bueno!!! Tenes mucho talento con las letras. La verdad es que siento una gran envidia porque yo con las letras me llevo a los golpes. Leo esto que ecribes y algunos de tus anteriores articulos y parece tan facil escribir asi, con esa simplesa.
    Ya tenes otro admirador.

    ResponderBorrar
  13. ...y bien, llegué aquí hace unas horas desde La Ciudad de la Furia la cual sigo desde hace mucho tiempo, te intuía por algunos comentarios allí dejados pero veo que eres más, mucho más. Desde que empecé a leer no pude parar, juro que en unas horas me leí practicamente todas tus entradas y cada vez me gustas más, me pasa con poca gente, eso de que me guste todo lo que escribe, consigues llegar muy hondo al lector y disfruto muchísimo leyéndote; haznos un favor y sigue escribiendo por mucho tiempo.
    Te seguiré de cerca, sín acosar ;)

    Un saludo de tierras catalanas, aunque vosotros a todos los españoles nos llameis gallegos! :)

    Sonia.

    ResponderBorrar
  14. Le hice unas modificaciones. Me di cuenta que así como estaba no respetaba las reglas del soneto. Creo que no las respeta mucho igual, pero publiqué unos cambios. Creo...solo creo, que está mejor. Gracias por tus palabras, Santi. Son importantes para mi. Besotes

    ResponderBorrar
  15. Santi me gustó muy mucho su entrada, es una buena pieza de realismo fantástico, tiene un toque de Scorza "El jinete imsomne" o "Carambombo el Invisible", autor que me gusta mucho aunque tiene pocas cosas y no creo que escriba más, por lo menos no por ahora.

    ResponderBorrar
  16. QUE BLOG TAN BELLO!,VENGO DE LA PULPERA...Donde Fernando tiene problemas con el seguimiento de blogs,que bueno que me acerque hasta aquí,en cuanto pueda me sumerjo a leer este maravilloso blog

    ResponderBorrar
  17. A los que siguen este blog, como a los que lo han descubierto, los felicito!
    Este buen Señor no tiene la menor idea de lo que significa leerlo.
    Por lo menos es mi impresión.
    Pero realmente es absolutamente fantástico.Ah!, y que se entere.

    ResponderBorrar
  18. Bueno, yo que he sido adicta a internet, adicta a los blogs, adicta al trabajo, adicta a alguna gente..., pero me había curado. Vengo, y leo esto...

    Y siento que la adicción vuelve...

    Enhorabuena...

    ResponderBorrar
  19. me parece interesante este blog, volveré

    saludos desde el chiquero

    ResponderBorrar
  20. Preciosa pieza,por que no se como definirlo si es que lo admite,lleno de luz,como una prosa exquisita,totalmente de acuerdo parece tan facil para ti escribir,un placer leerte quien te sigue de hoy en adelnta.Saludos.

    ResponderBorrar
  21. Santi: regresó al caballete?
    Nunca pierda su estilo, me gusta más lo que dibuja y pinta, aunque lo que escribe no tiene desperdicio

    ResponderBorrar
  22. PAH!! ME DEJÉ ESTAR...Y AHORA CÓMO LES CONTESTO A TODOS ESTOS??

    JUAN PASCUALERO:
    Más maestro será usted. Que le recontra.

    ANDREA1:
    Le contestaré después, cuando entre en serio y me explique como es eso de estados estornudales que atacan por "los fondos"

    MARISA:
    Más fenómena será usted, que nació con forma de verso.

    FLACA:
    La verdad que es bueno mirar para arriba al pasar por el Salvo, especialmente por si se cae una cornisa. En un tiempo pasaba eso.
    Ahora, digo yo, ¿no tengo derecho a poner una lucecita en un cuento sin que me jodan con lo del realismo fantástico?

    TORDO:
    Otro que salió con lo del realismo fantástico. La con limón San Remo me cae como la mierda. El único que se la banca es el Tata y últimamente la Vieja. Yo me la doy preferentemente con caipira de vodka o en su defecto, vino tinto.
    Si no tengo ninguno de los dos, un tecito de cogumelos viene bien de vez en cuando.

    ResponderBorrar
  23. DAVID:
    Sí, nos leemos y comentamos. Me resulta muy interesante tu blog, aunque se me escapan algunos códigos. Gracias por pasar y te sigo.

    ROSSANA:
    Usted me hace ruborizar y se me tiñen los cachetes de naranja. Igualmente podría haberse ahorrado la mención al realismo mágico. Le juro que lo voy a pensar dos veces antes de poner lucecitas en un cuento.

    BEA:
    Usted siempre tan amable conmigo. Bueno, si usted no es condescendiente, quién lo va a ser.

    LA PEOR DE TODAS:
    Hace tiempo que no te visito. No tengo perdón. Un abrazo.

    CORTO MALTÉS:
    Gracias loco, nos estamos viendo y visitando.

    SONIA:
    Qué lástima que no tengas perfil disponible. Gracias por tus conceptos. No es verdad, no les decimos gallegos a todos los españoles, les decimos gallegos en Uruguay a todos los españoles que son dueños de bares o de casas de citas o de vehículos de transporte público.
    Un abrazo.

    TORDO2:
    Otra vez jodiendo con el realismo fantástico. Menos mal que mencionó a Scorza y no a García Márquez. Y qué va a escribir Scorza, si ahora estoy yo...

    AMÉRICA:
    Bienvenida al aquelarre. Una belleza tu blog.

    CERDOS Y CERDAS:
    Pasé por tu blog. Es bastante cerdo...

    VELA:
    No te encontré, qué pena. Reaparecé. Empezá a publicar. Hay adicciones que son buenas.

    TORDO3:
    Sí, volví, por ahora a la mesa de dibujo.Caballete no tengo. Estilo tampoco, así que mal podría perderlo.

    ResponderBorrar
  24. Bo, Santi: La primera que habló aquí de realismo mágico fui yo,¿tamos?. Así que no le estés dando la bandera a otro... Y no lo dije basándome sólo en las lucecitas, sino por detalles como
    "creí verlo caminando por la Avenida Getulio Vargas" y otros. La Getulio Vargas, por ejemplo, y no otro lugar. Estos detalles dan veosimilitud al relato, sin embargo lo que se ve no se sabe si es real o una alucinación, cosa que queda en duda hasta el final del cuento.
    No te halagué todavía la oralidad del relato, que está muy buena. Es más, el cuento comienza con puntos suspensivos (como después de un silencio, una pausa,un trago de café o una sorbida de mate) y con mínúscula. Creo que ésta es tu veta, aunque haciendo versos gauchescos no te va nada mal.

    ResponderBorrar
  25. Si nunca sufriste de rinitis alérgica no comprenderás lo que es ser víctima de un malón de estornudos y mocos. Es una sensación intransferible. Reíte del Lovecraft; mucho más escalofriante. La clara sensación de que si estornudo una vez más, me muero. Aparentemente, no ha ocurrido eso. O sí.

    ResponderBorrar
  26. No, Andrea, lo que yo quería saber era lo de los "fondos" porque yo qué sé lo que me imaginé que pasaba cuando estornudabas.

    ResponderBorrar
  27. Santiago:
    Lo leí varias veces y cambié varias de parecer. A mi me gustaron más las dos primeras páginas que hacia el final (para leerlo lo pasé a un word, porque en el blog me resultaba más difícil).
    Más que a Scorza yo lo siento cercano a Felisberto (no te podés quejar, mirá los nenes...)
    Para sacarme la duda, ¿es uno de tus admirados, no?
    Un abrazo.
    Fernando

    ResponderBorrar
  28. Ah, sí, cuando se estornuda muchísssssimo, aumenta el riesgo de fugas por los fondos.


    Che, creo que no te lo dije, me gusta muchísimo el dibujo del acápite (hacé la relación que quieras entre el dibujo y los fondos).

    ResponderBorrar
  29. Sí FLACA sos la pionera entre los que me acusan de magiqueces tropicálicas garcíamarqueñas. Voy a tomar como modelo a E.Zola, así se dejan de joder.Ni una, ni una puta lucecita puedo poner...

    ResponderBorrar
  30. Sí Fernando, concuerdo contigo, hacia el final se afloja un poco y se pone medio previsible. Facilongo. Creo que ahí es donde se ve que uno es un aficionado, porque en los finales es donde se ven los capos del cuento. Yo ya me di cuenta que muchas veces termino matando a la gente en los finales. Y eso es medio obvio. Medio lugar común. Te agradezco tu mirada crítica, porque en estos ámbitos no abunda.

    Sabés que lo de Felisberto ya me lo han dicho en otras cosas que escribí, y sin embargo no lo he leído mucho. Me acuerdo sí de un cuento que me impactó muchísimo y recuerdo también que pensé: "quién pudiera escribir así"

    Un abrazo

    ResponderBorrar
  31. Ay Andrea! ese dibujito del acápite, en realidad sigue en proceso. Pero ese dibujito así en construcción, ha dado origen a un extraño ritual. Anoche hubo en casa una juerga de blogueros en torno al Gato Utópico y todos pasaron por mi taller a tocarle el culo al dibujo que pasó a ser un fetiche, algo así como las bolas del toro del cerro del Toro de Piriápolis, que tocarlas trae suerte. Como está hecho en pastel, todos se llevaban en la yema de los dedos un poco del culo. Qué cosa no?

    ResponderBorrar
  32. No es por la puta luz, no. Lo de la luz es lo mágico, pero enseguida lo traés a la realidad con algún dato real, como cuando hablás de la Getulio Vargas, o de la feria de Rio Branco y Canelones, y no de otro lugar.

    ResponderBorrar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

RANKING

Wikio – Top Blogs