Aquí
sentado en esta silla
la miro a la botella
verde.
impávida
desnuda
vacía de sus vinos
rojos
se deja atravesar
por un rayo de sol
dorado
el sol de la ventana
de a ratos la penetra
y ella lo deja hacer
sin poner condiciones
y revienta en millones
de esmeraldas brillantes
que me bañan la cara
la camisa y la silla
yo me quedo sentado
saboreando una opaca
oscura
verde
calma
triste envidia.
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Triste envidia se siente con facilidad cuando se lee eso y uno tiene que comentar sin que se note. La envidia de ver que otro ha sabido decir lo que confusamente alguna vez uno sintió.
ResponderBorrarSantiago Bosco! Tu apellido es mi nombre y a los dos se nos ha dado por bloguear (la expreción bitacorear no me suena bien). Antes te había sentido nombrar, suponiendo que sos el mismo, por no se quién ni se cuando, pero algo que ver con el arte.
Salud! Voy a seguir leyendo...
Salu le santi, me parece que despues de esto no hay forma de homenajear a baco ni a nadie mas se le ocurre hacerle una oda a la botella!
ResponderBorrarcomo siempre de un nivel de excelencia...
Gracias Fede, gracias, hip!!
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